La dura jornada de una joven trabajadora en Guatemala

 

La joven trabajadora sale todos los días a las cuatro de la mañana. Para llegar a su lugar de trabajo debe atravesar toda la ciudad. Viaja aproximadamente dos horas en bus y luego debe caminar alrededor de media hora para llegar a la comunidad en donde da clases a niños de escasos recursos económicos. Es un barrio pobre, marginal y con altos índices de violencia.

En el trecho que tiene que recorrer a pie ha habido incluso violaciones a otras mujeres y los buses que utiliza para llegar y salir de ese lugar son los que dentro de las estadísticas nacionales sufren mayor índice de ataques armados, asaltos y accidentes provocados por la negligencia de los mismos pilotos.

Para volver a su casa tiene que hacer el mismo recorrido, sólo que esta vez en peores condiciones: en buses que van hacinados y llenos de pasajeros, que viajan lentamente por las largas filas de autos que recorren la ciudad.

Le espera una niña

Cansada tras la dura jornada, le espera en casa la otra parte de la jornada laboral, horas que no son valoradas, ni consideradas por los patronos, ni por la sociedad en general... Esta joven maestra debe planificar la clase del siguiente día, preparar los materiales que utilizará, que normalmente son laboriosos para que tengan un efecto didáctico adecuado en los niños y calificar tareas de sus alumnos.

Además de ello en casa le espera otra mujer, una niña de un año de edad que también busca la atención y cuidados de su madre. Este detalle le exige también cumplir con algunas tareas de casa, cocinar, lavado de ropa, entre otras...

A diario esta joven mujer trabaja aproximadamente diecisiete horas, esfuerzo que el mismo Estado no reconoce. Al contrario se insiste en seguir cultivando la flexibilización laboral y con ello la explotación y el empeoramiento de las condiciones de trabajo para el pueblo guatemalteco. Su relación de trabajo es por contrato temporal, en donde las condiciones laborales se ven reducidas.

Luchando en contra de las injusticias y las desigualdades sociales

El caso de esta compañera es una muestra de las políticas neoliberales que reinan en el país. En el Ministerio de Educación prefieren contratar maestras temporales que maestros con derechos plenos de trabajo.

Las malas condiciones laborales de esta joven mujer han servido de incentivo para organizarse y luchar por la transformación de la realidad. Como ella hay tantas mujeres valientes luchando en contra de las injusticias y las desigualdades sociales, mujeres que merecen ser reconocidas no sólo por el discurso que desarrollan, sino por sus condiciones de vida y su posición política en la lucha por alcanzar un trabajo justo para todas y todos.

Unidas y unidos ante la exigencia al Estado por que se creen condiciones de trabajo justas y equitativas.

Una joven trabajadora y un joven trabajador valen más que todo el oro del mundo.

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