La JOCI participó en la 112ª sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo del 3 al 14 de junio, llamando a una renovación del contrato social que nos hará dar un paso hacia una sociedad nueva basada en la solidaridad, la paz y la justicia, donde la dignidad humana esté en el corazón de la economía.
En nuestra declaración, reafirmamos que necesitamos un contrato social que garantice ambientes de trabajo seguros y sanos, el acceso a la protección social independientemente del medio socioeconómico, incluido el acceso a la salud, a las prestaciones esenciales y a una educación de calidad para los jóvenes trabajadores.
También presentamos tres testimonios de Egipto, India y Venezuela que ilustran la injusticia social a la que están confrontados a diario los jóvenes trabajadores:
“Trabajo 12 horas por día en un supermercado, 15 horas por día en alta temporada, con solamente media hora para comer o de pausa, por un salario muy bajo. Me vi obligada a dejar mis estudios para ayudar a mi familia a cubrir sus necesidades cotidianas.” - Rahma, joven trabajadora egipcia.
“El salario mínimo no llega ni a 4 dólares al mes. En consecuencia, si nos pagan 80 dólares al mes en una tienda, piensan que tienen el poder de presionarnos para que trabajemos más, así que tenemos que acostumbrarnos y si no nos gusta, nos despiden.” - Nayeliz, joven trabajadora venezolana
“Mis padres murieron hace poco y soy huérfano. Mi sueño era trabajar en el campo de las tecnologías de la información, pero sin mis padres y sin ingresos, reorienté mis estudios hacia la mecánica y también trabajo en un grupo de músicos en bodas, una actividad estacional que me permite mantenerme.” - Arun, joven trabajador indio
Ante esta injusticia social, hemos pedido algo más que soluciones pasajeras para quienes sufren las convulsiones en curso, sino la aplicación de medidas que conduzcan a un cambio real en favor de los derechos humanos universales, la igualdad de oportunidades, una distribución justa de los recursos y una transición justa.
En su discurso, la JOCI reafirmó su compromiso de promover la justicia social por la vía de un contrato social renovado. Por lo tanto, este contrato social debe incluir las voces de los jóvenes trabajadores en la toma de decisiones para hacer avanzar la democracia en el lugar de trabajo. Es esencial crear un mundo laboral más inclusivo y equitativo reconociendo los esfuerzos de las organizaciones de trabajadores no reconocidas o subrepresentadas e incluyéndolas en el diálogo social.
Concluimos nuestra declaración señalando que “el contrato social debe asegurar la protección de todos los trabajadores y trabajadoras garantizando la libertad de asociación, incluidos los migrantes, los refugiados, los trabajadores domésticos, los trabajadores rurales y los trabajadores informales, asegurándoles un ingreso decente y prestaciones sociales”.