La región de Artibonite, en Haití, se caracteriza por un alto índice de desempleo y una importante migración hacia otros países en busca de mejores oportunidades. El acceso al empleo formal resulta muy difícil, y la mayoría de los jóvenes trabajadores se dedican a la agricultura, el transporte y el comercio informal.
Ante esta situación, el grupo base de la JOC Bayonnais decidió cultivar maíz y guandul, un cultivo esencial y muy adecuado para las condiciones climáticas de la región. El maíz es muy consumido por las familias locales en diversas formas (papilla, galletas, tostado, etc.) y se puede vender fácilmente en el mercado local. No requiere técnicas agrícolas complejas, lo que permite a los jóvenes iniciarse rápidamente en su cultivo. La idea surgió a partir de un debate sobre la necesidad de producir localmente lo que se consume, al tiempo que se refuerza la solidaridad y la responsabilidad de los miembros del grupo. Un miembro voluntario cedió un terreno y los jóvenes decidieron juntos organizar un huerto colectivo de maíz, símbolo de acción concreta y de toma de las riendas de su futuro.
Un contexto político, económico y cultural poco favorable para los jóvenes
La administración regional no ha implementado ninguna política para estimular el empleo juvenil, y decisiones políticas como el aumento de los precios de los combustibles han provocado oleadas de violencia. La economía se sustenta en gran medida del dinero que envían los ciudadanos emigrados, y la inversión extranjera en fuentes de empleo es mínima y, a menudo no beneficia directamente a los haitianos.
La presencia de iglesias católicas y evangélicas es notable, lo que contrasta fuertemente con las condiciones de vida de los fieles. La solidaridad entre los pobres es crucial para la supervivencia, y la familia sigue siendo un importante apoyo.
Una acción que valoriza el potencial de los jóvenes
La acción surgió de la necesidad urgente de responder al desempleo, la inactividad y la dependencia económica de los jóvenes en el medio rural. Al elegir la agricultura como punto de partida, el grupo JOC quiere demostrar que, incluso con pocos medios, los jóvenes pueden organizarse, producir, generar ingresos y permanecer solidarios. El proyecto tiene como objetivo valorizar el potencial de los jóvenes, reforzar su dignidad a través del trabajo y darles razones para tener esperanza y actuar en favor de su comunidad.
La iniciativa promueve la agricultura ecológica y colectiva, refuerza la autonomía económica de los jóvenes, fomenta la solidaridad entre los miembros del grupo y desarrolla competencias prácticas (siembra, mantenimiento, cosecha).
Un proyecto en el que participan todos los miembros
El proyecto consiste en la puesta en marcha de un huerto colectivo de maíz cultivado y gestionado por los jóvenes del grupo de Bayonnais. Todos los miembros participan activamente en las diferentes etapas: preparación del suelo, siembra, mantenimiento, cosecha y distribución. El terreno utilizado es cedido por un miembro del grupo, lo que facilita la puesta en marcha. Una parte de la producción se destina al consumo familiar y otra a la venta para generar ingresos. Este proyecto es también un espacio de formación práctica, solidaridad y responsabilización. Fomenta el aprendizaje del trabajo cooperativo y la organización de los jóvenes en torno a una acción concreta.
El proceso consta de cinco etapas: identificación del terreno; movilización de los jóvenes del grupo; reparto de responsabilidades; seguimiento técnico con la ayuda de un agrónomo local; cosecha y valorización del producto (transformación o venta).
A lo largo del tiempo habrá que afrontar varios retos: hacer frente a los periodos de sequía; mantener la motivación a largo plazo; ampliar el proyecto a pesar de los escasos recursos; encontrar un mejor acceso al mercado para la venta.
La financiación proviene de las cuotas de los miembros, del apoyo del movimiento JOC, de la parroquia y de asociaciones colaboradoras, así como de una pequeña contribución local (donación de semillas, préstamo de herramientas). El proyecto cuenta con el apoyo financiero de la ciudad de Bruselas (Bélgica).
La vida de los jóvenes se ve transformada
La acción ayuda a los jóvenes a descubrir los valores de la JOC: ver-juzgar-actuar, trabajo colectivo, autonomía, toma de responsabilidades, transformación de su realidad. Esto favorece el compromiso y la formación de nuevos líderes.
Se establece una mayor cohesión entre los miembros del grupo, que adquieren competencias agrícolas y una mayor confianza en su capacidad para actuar a nivel local.
Perspectivas de futuro
El grupo no quiere quedarse ahí. Quiere ampliar la superficie cultivada para aumentar la producción de maíz; introducir otros cultivos locales como el mijo o la yuca para diversificar las cosechas; crear un pequeño fondo de ahorro a partir de los ingresos generados para financiar otros proyectos del grupo; organizar cursos de formación agrícola con técnicos o agrónomos para reforzar las competencias de los miembros; desarrollar actividades de transformación (por ejemplo, harina de maíz, galletas, etc.) para añadir valor al producto; reforzar el trabajo en equipo y animar a otros jóvenes de la comunidad a unirse al movimiento a través de este proyecto.