Uno de los derechos más elementales es el acceso al trabajo, como garante de la dignidad y medio esencial para la subsistencia del ser humano. Sin embargo, en un país post conflicto marcado por la baja escolaridad y la pobreza, el acceso a este esencial derecho es una meta lejana. El mundo laboral guatemalteco depende casi en su totalidad de la economía informal y los escasos empleos formales se encuentran bajo la constante amenaza de la flexibilidad laboral. La inobservancia de la legislación laboral, la debilidad de las instituciones relacionadas con este tema y la politización partidista de los accesos a un trabajo agudizan la crisis laboral. Esos problemas son causales de fenómenos como la delincuencia desenfrenada y las migraciones masivas.