Exposición en Laeken sobre la vida de Cardijn y la historia del desarrollo de la JOC

Laeken en 1912 es una comuna en los suburbios de Bruselas. El rey y su familia viven allí en un castillo. Las familias burguesas, atraídas por esta proximidad “real”, se instalan allí. Laeken está atravesada por un canal. El canal había estimulado el desarrollo industrial y, con él, la creación de empleo y la inmigración de una clase trabajadora, a menudo procedente de zonas rurales. Las condiciones de vida y de trabajo se caracterizan por la explotación, la dependencia y la inseguridad.

Laeken 1912. Cardijn tiene 30 años. Fue nombrado vicario de la parroquia de Nuestra Señora, que cuenta con una prestigiosa iglesia que recibe regularmente al rey y a la familia real. Ordenado sacerdote en 1906, Cardijn había estudiado humanidades en lugar de ciencias religiosas. Había viajado a Inglaterra, la primera potencia industrial de la época, para ver cómo se organizaban los obreros y obreras. Nacido en el seno de una familia obrera, le había jurado a su padre moribundo que dedicaría su vida a la promoción de los jóvenes trabajadores duramente explotados en el contexto de una industrialización en rápido desarrollo.

Laeken 1912. Cardijn crea los primeros grupos de jóvenes trabajadores y poco a poco desarrolla el “método jocista”: Ver-Juzgar-Actuar, “Entre ellos-por ellos-para ellos”. Cardijn forma a los jóvenes para que reflexionen sobre sus condiciones de vida y de trabajo y, sobre todo, para que vean cómo, juntos, pueden actuar para cambiarlas. En 1919, el desarrollo de estos grupos da lugar a la creación de un movimiento autónomo que pasa a denominarse “Jóvenes Sindicalistas”.

El número de grupos crece y, en 1925, se reconoce oficialmente la JOC-Jeunesse Ouvrière Chrétienne. Se trata de un movimiento de jóvenes trabajadores, independiente de cualquier partido o sindicato, que lucha por una mayor justicia social, basada en el respeto de la dignidad de cada persona: “¡Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo!” La JOC se convierte rápidamente en una realidad internacional y pronto se extiende a todos los continentes.

Cardijn nunca dejó de estar cerca de los jóvenes trabajadores. Fue creado cardenal en 1965 por el papa Pablo VI. Desempeñó un papel activo en el Concilio Vaticano II (1962-1965), que abrió la Iglesia católica al mundo moderno.

Cardijn murió en 1967. Su tumba se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora de Laeken. La iglesia también alberga las tumbas de los reyes y de todos los miembros de la familia real en la “cripta real”, que sólo se abre al público ocasionalmente. La tumba de Cardijn se encuentra en la nave lateral y está permanentemente abierta al público.

En el año 2000, con motivo del 75 aniversario de la JOC, se instaló de forma permanente en la capilla “real” de la iglesia de Nuestra Señora de Laeken una exposición sobre la vida de Cardijn y la historia del desarrollo de la JOC, a la que se puede acceder gratuitamente siempre que la iglesia esté abierta. Se renovó en 2007 con la colaboración de KADOC, un centro de documentación e investigación sobre religión, cultura y sociedad. El KADOC también se encargó de actualizar la exposición y modernizarla haciéndola más «interactiva» gracias a las nuevas tecnologías.

La inauguración tendrá lugar el 1° de mayo de 2025 en el marco de la celebración del centenario de la JOC. ¡Todos serán bienvenidos!

Artículos relacionados

¿Qué es la Asociación Internacional Cardijn?

cardijn

La Asociación Internacional Cardijn (AIC) es una asociación sin ánimo de lucro que quiere servir las generaciones actuales y futuras de jóvenes trabajadores y trabajadoras, en todo el mundo.

Creada oficialmente en septiembre de 1998 a la iniciativa de la JOC Internacional, l’AIC tiene por misión de apoyar financieramente los proyectos implementados por los jóvenes trabajadores con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

Su vida durante, Cardijn, fundador de la JOC Internacional en 1957, no ha cesado de difundir el mensaje siguiente ¨Cada trabajador vale más que todo el oro del mundo¨ Convencido que este mensaje es siempre de actualidad, la AIC quiere ayudar a los jóvenes – aprendices o sin empleo, empleadas de hogar, trabajadores de la economía informal, trabajadores precarios, explotados de las zonas francas, excluidos de la sociedad – a realizar proyectos que les permitirán vivir en la dignidad.

La AIC funciona gracias a un equipo de voluntarios que obran para recoger fondos. Esos fondos provienen de donaciones depositadas por personas o movimientos con deseos de apoyar una causa justa: la de los jóvenes trabajadores. Ese capital es invertido en inversiones éticas donde los intereses sirven para financiar proyectos provenientes de movimientos o de grupos de jóvenes trabajadores que luchan por cambiar sus condiciones de vida y de trabajo. De empleos decentes, horarios de trabajo correctos, de salarios dignos, de días de descanso semanales, la eliminación del acoso sexual y moral, una protección social para todos… son tantos combates a dar en un mundo globalizado donde el ser humano se siente a menudo impotente frente a un muro de injusticia

Apoyando financieramente los proyectos de los jóvenes trabajadores, la AIC quiere simplemente aportar su piedra a la edificación de una sociedad más justa y un mundo más solidario.