Entrevista con Basma Louis publicada en la revista Démocratie
La Juventud Obrera Cristiana Internacional (JOCI) celebra su centenario. Es una oportunidad para hablar con su presidenta, ella misma hija de la JOCI, sobre los retos actuales y futuros de este movimiento, “una escuela de vida”, según sus propias palabras. Con ella, también repasamos el método de acción de esta organización por y para los jóvenes, que sitúa sus experiencias y realidades materiales – en particular las de los jóvenes trabajadores en situación de precariedad y explotación – como base de una transformación social colectiva.
¿Cuáles son las formas de precariedad que afectan a los jóvenes hoy en día?
Los jóvenes de hoy en día se enfrentan a una precariedad múltiple y creciente. Esta se manifiesta en forma de inseguridad económica – empleos inestables, desempleo, trabajo informal o mal remunerado – y acceso limitado a una vivienda, una educación y una atención sanitaria de calidad. Los jóvenes trabajadores están especialmente expuestos a formas extremas de precariedad. Muchos de ellos trabajan en la “economía gig”, es decir, una economía “por encargo” en la que los empleos son flexibles y precarios, como repartidores, chóferes o autónomos digitales. A menudo se les considera “autónomos”, pero no disfrutan de ninguna protección social real: no tienen contrato estable, ni seguro médico, ni pensión. Estos jóvenes trabajan a veces en condiciones muy difíciles: largas jornadas, remuneraciones aleatorias, presión algorítmica, aislamiento e imposibilidad de hacer valer sus derechos. Deben estar constantemente “disponibles” para poder aspirar a ganar un salario mínimo, asumiendo al mismo tiempo los riesgos relacionados con su actividad. Esta precariedad tiene un profundo impacto psicológico. La inestabilidad permanente provoca un aumento del estrés, la ansiedad y la depresión, lo que, lamentablemente, se traduce en una tasa creciente de suicidios entre los jóvenes en muchos países. La crisis climática agrava aún más esta inseguridad. La degradación del medio ambiente y la inacción política ante esta emergencia alimentan un sentimiento de impotencia y desesperanza entre los jóvenes ante el futuro. Además, el auge de las ideologías de extrema derecha y las políticas autoritarias alimentan una gran decepción con el sistema. Muchos jóvenes pierden la confianza en las instituciones, que perciben como alejadas de sus realidades y aspiraciones. Como reacción, algunos se refugian en las redes sociales, creando una burbuja virtual que puede reforzar el aislamiento y el repliegue sobre sí mismos.
¿Cómo adapta la JOC su trabajo a estas nuevas formas de precariedad?
La JOC actúa ofreciendo a esos jóvenes trabajadores un espacio donde pueden expresar sus experiencias, analizar su situación y construir respuestas colectivamente, tal y como recomienda el método “Ver, Juzgar, Actuar”.
También trabajamos para crear espacios seguros, fuera de línea, donde los jóvenes puedan expresarse libremente y organizarse colectivamente. En materia de salud mental, ofrecemos herramientas de apoyo psicológico y resiliencia. Por último, con el fin de luchar contra el aislamiento y la desinformación, llevamos a cabo una labor de educación en medios de comunicación y pensamiento crítico.
¿Sigue siendo válido el método “Ver, Juzgar, Actuar” ante los retos actuales?
Sinceramente, creo que sí. Si nuestro objetivo es lograr un cambio sistémico en la sociedad, este método es esencial. Se puede adaptar de diferentes maneras para ajustarse a las características actuales de los jóvenes, sin perder su esencia. Permite a los jóvenes comprender sus realidades, actuar y crear una transformación sostenible en sus vidas y en el mundo que los rodea. El método comienza con VER: analizamos nuestra situación desde todos los ángulos. Examinamos las causas y consecuencias de nuestras luchas a través de un análisis social, político, económico y cultural. Esto nos permite tener una comprensión más profunda y completa de nuestra realidad. A continuación, pasamos a JUZGAR: aquí reflexionamos sobre lo que sentimos ante la situación, cómo mejorarla y acercarnos a nuestro ideal, y cómo nuestros valores y principios nos guían en este análisis. Por último, ACTUAMOS. Esta es la parte crucial en la que reflexionamos sobre las acciones que podemos emprender, tanto a título individual como colectivo, para transformar nuestras condiciones de vida. No se trata sólo de comprender el problema, sino también de asumir nuestras responsabilidades para transformar nuestras condiciones. A través de este método, los individuos pasan de ser actores pasivos a convertirse en agentes de cambio en la sociedad.
¿Cómo integran la cuestión climática en sus luchas?
En la JOCI, la cuestión del clima y la ecología ocupan un lugar central en nuestra acción. El impacto de los cambios medioambientales ya está modificando el mundo laboral y, como trabajadores, entendemos que la crisis ecológica afecta directamente nuestras vidas, nuestros medios de subsistencia y amenaza nuestro futuro. Son las comunidades más vulnerables – trabajadores precarios, migrantes, etc. – las que suelen verse más afectadas por la degradación del medio ambiente. Para la JOCI, la ecología no es sólo una cuestión medioambiental, sino también una cuestión de justicia social. Relacionamos el cambio climático con los problemas de desigualdad, explotación y derechos de los trabajadores. La JOCI participa activamente en la sensibilización y la acción sobre esta cuestión en todo el mundo. Por ejemplo, en los movimientos JOCA (JOC América) de Chile y Perú, la cuestión de la justicia climática ocupa un lugar central en su trabajo. A nivel regional en Asia-Pacífico, la justicia climática forma parte de sus principales campañas. En 2024 se celebró un seminario regional que reunió a los movimientos nacionales de toda Asia, en el que se abordaron en profundidad las cuestiones de la justicia climática y la protección social. Además, en muchos movimientos, aunque las acciones específicas no se centran directamente en las cuestiones climáticas, se hace mucho hincapié en la educación y la formación sobre estos temas medioambientales. La JOCI se compromete a que sus miembros no sólo sean conscientes de esos retos, sino que también participen activamente en la promoción de la justicia climática y en la defensa de políticas que protejan tanto el medio ambiente como los derechos de los trabajadores. Como parte de nuestra celebración del centenario, el 2 de mayo organizamos un foro público que aborda el tema de la acción y la colaboración para una transición justa hacia la justicia social y climática. En este evento participan el MOC, la ACV y otros socios que aportan sus perspectivas y contribuciones a este importante intercambio.
Los derechos de las mujeres también ocupan un lugar central en su labor. ¿Podría darnos más detalles al respecto?
Sí, las mujeres jóvenes son uno de los grupos más vulnerables de la sociedad actual. En muchos países, siguen siendo víctimas de violencia y discriminación. Esta deshumanización está profundamente arraigada en las estructuras sociales y, lamentablemente, en la forma en que algunas mujeres se perciben a sí mismas. Esta opresión interiorizada es uno de los retos más difíciles de abordar. En la JOCI estamos decididos a sensibilizar sobre estas cuestiones y a garantizar que se tengan en cuenta a nivel nacional e internacional. Contamos con una Comisión de Género a nivel internacional, que desempeña un papel clave en la organización de webinarios y la creación de herramientas educativas para sensibilizar a nuestros miembros sobre estas cuestiones específicas de género. Además, la JOCI ha desarrollado herramientas básicas sobre género, que se utilizan en la formación de nuestros miembros, con el fin de ayudarles a comprender la igualdad de género, luchar contra la violencia y promover una sociedad más equitativa. Esto garantiza que la cuestión de la igualdad de género no sea sólo un debate retórico, sino que constituya un tema transversal en nuestro trabajo a todos los niveles del movimiento.
Han desarrollado un protocolo para proteger a las mujeres en todos los niveles de su organización. ¿Podrían explicarnos en qué consiste?
Por supuesto. Este trabajo lo lleva a cabo una comisión específica, compuesta principalmente por miembros de América latina. El objetivo es crear un marco internacional que refleje nuestros valores de igualdad, dignidad y seguridad para todas las mujeres que participan en nuestro movimiento. Aunque el protocolo se define a nivel internacional, está diseñado para que cada movimiento nacional lo adapte a su realidad local y a su legislación. Creemos que es esencial que los movimientos nacionales se apropien de esta herramienta para que sea realmente eficaz y aplicable en su contexto. Este protocolo tiene por objeto establecer normas claras y mecanismos concretos para prevenir la violencia de género, apoyar a las víctimas y promover un entorno seguro y respetuoso. También incluirá componentes de sensibilización y formación sobre la violencia de género y la discriminación. Esperamos que este protocolo no sólo sirva a nuestro propio movimiento, sino que inspire a otras organizaciones juveniles y de trabajadores. Refleja nuestro compromiso con un cambio estructural profundo y nuestra convicción de que la transformación social comienza con la coherencia entre nuestros valores y nuestras prácticas internas.
En 2025, con motivo del centenario de la JOC, han decidido lanzar una campaña sobre el trabajo precario y la injusticia social. ¿Por qué estos temas?
Hemos elegido estos temas porque hemos comprendido que el trabajo precario es una especie de "paraguas" bajo el que se agrupan muchas de las realidades que viven los jóvenes hoy en día. Pero la precariedad no se limita al trabajo: también afecta a la educación, la vivienda, la salud, el bienestar mental... Por eso no sólo reivindicamos un trabajo digno, sino una vida digna para los jóvenes. Es esencial que los jóvenes trabajadores se sientan valorados, independientemente de su empleo.
El respeto, la dignidad y el reconocimiento deben estar en el centro de la experiencia profesional. El trabajo no debe ser una fuente de ansiedad o miedo, sino más bien una fuente de estabilidad, identidad y orgullo. Para desarrollar esta campaña, organizaremos en octubre y noviembre de 2025 una serie de webinarios que abordarán la precariedad laboral a través de las diferentes realidades del mundo. Al mismo tiempo, estamos trabajando para actualizar nuestros análisis existentes sobre el trabajo precario en cada continente. Esto nos permitirá adaptar nuestras reivindicaciones a la realidad actual y elaborar nuestra estrategia basándonos en la experiencia concreta de las y los jóvenes trabajadores. También prestaremos especial atención a los trabajadores de la economía de plataformas, ya que sus luchas están estrechamente relacionadas con los debates generales previstos en la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT). Nos parece esencial aportar testimonios concretos y propuestas claras, para que nuestra declaración final refleje las realidades vividas y las necesidades urgentes. Nuestras reivindicaciones se centrarán en el acceso a un empleo estable y equitativo, la protección social, los derechos de los trabajadores, la salud mental y el reconocimiento de todas las formas de trabajo, incluido el trabajo informal y el realizado en las plataformas digitales. A través de esta campaña, queremos sensibilizar, movilizar a la juventud e influir en las políticas, tanto a nivel internacional como alentando a los movimientos nacionales a apropiarse de estas luchas a nivel local.
¿De qué manera el centenario permite comprender mejor el impacto histórico de la JOCI en la vida de los jóvenes y en la sociedad?
El centenario no es una simple celebración, es un proceso vivo que nos permite reflexionar, reconectarnos y proyectarnos hacia el futuro. Es una oportunidad para medir el impacto histórico de la JOCI, no sólo como organización, sino como movimiento que ha transformado vidas e influido en sociedades enteras. Desde la inauguración del centenario el 12 de abril, hemos comenzado a publicar testimonios de jóvenes y antiguos miembros, así como de nuestros socios y redes.
Estas historias, compartidas en nuestras redes sociales, ilustran de manera concreta cómo la JOCI ha empoderado a los jóvenes, promovido el cambio social y luchado contra la injusticia a través de generaciones y continentes. En el marco del centenario, invitamos a los movimientos nacionales a organizar intercambios entre jóvenes y antiguos miembros, con el fin de fortalecer el vínculo entre nuestra historia y nuestro presente. Estos encuentros intergeneracionales permiten tender un puente entre las generaciones, una forma de aprender del pasado mientras nos preparamos para las luchas actuales y futuras. Esto nos permite fortalecer nuestro movimiento y renovar nuestro compromiso a través de la memoria compartida y la acción colectiva. Este diálogo no es simbólico, es estratégico. Nos permite profundizar nuestro análisis y nuestra acción a partir de relatos concretos. Este centenario nos ayuda a recordar quiénes somos, a reconocer nuestra fuerza colectiva y a renovar nuestro compromiso con una vida digna para todas y todos. También nos muestra que la JOCI es una fuerza de resistencia frente a las amenazas que se ciernen sobre las personas y el planeta.
Entrevista realizada por la redacción de Démocratie y France Huart en mayo de 2025