Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: Transformar actitudes, defender nuestra libertad y vivir sin miedo

El 25 de noviembre no sólo nos recuerda la lucha por transformar actitudes y erradicar las diversas formas de violencia y abuso que siguen sufriendo miles de mujeres, sino que también es un acto de reivindicación. Es una manifestación en defensa de nuestra libertad y de nuestro derecho a vivir sin miedo ante esta situación.

“Soy Jemma, filipina de 28 años y trabajo como empleada doméstica en Hong Kong. Dejé a mi familia en Filipinas para ayudar a mi marido a mantener a nuestros hijos en sus necesidades. En mi primer contrato me ha contratado una pareja china. En mis tres meses de trabajo con ellos no era fácil porque no tenía mi propia habitación y normalmente sólo me quedaba en la sala de estar. No me sentía cómoda en este tipo de situación, sobre todo porque la mayoría de las veces el marido volvía a casa antes que su mujer del trabajo. Unos meses después, sufrí acoso sexual por parte de mi empleador y, por miedo, rompí mi contrato con ellos y pedí ayuda a mi agencia para volver a Filipinas. La agencia no me ayudó y busqué por mi cuenta otro empleador con la ayuda de mis amigos.”

Según estimaciones globales de la OMS (Organización Mundial de la Salud), aproximadamente una de cada tres mujeres (30%) en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja o violencia sexual por parte de un tercero en algún momento de su vida.

Estos datos reflejan la alarmante situación a la que nos enfrentamos y, para la JOCI, representan un punto de partida en nuestra lucha por reivindicar nuestros derechos como personas. Además, nos impulsan a exigir un entorno libre de violencia, donde podamos vivir y trabajar en condiciones de dignidad, respeto y con acceso a la igualdad de oportunidades.

En 2019, la OIT adoptó el Convenio 190 y la Recomendación 206, que reconocen el derecho de todas las personas a un entorno laboral libre de violencia y acoso, incluidas las agresiones de género. Esto ha supuesto un reto para las mujeres que a diario tienen que enfrentarse a la discriminación y el acoso en el trabajo. A pesar de que existe este tipo de tratados, las leyes siguen siendo insuficientes y es necesario continuar organizándonos y hacer oír nuestras reivindicaciones.

Por ello, basándonos en los miles de situaciones que viven las mujeres, exigimos:

¡Respeto a nuestra vida!

¡Derecho a vivir en un ambiente sano y libre de violencia!

¡Alto a la discriminación!

¡Alto al acoso!

¡Alto a los malos tratos!

¡VIVAN LAS MUJERES, QUE SON UNO DE LOS PRINCIPALES PILARES DE LA SOCIEDAD!

 

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